viernes, 28 de julio de 2017

VACUNAS Y GRUPOS ANTIVACUNAS (2)

ARGUMENTOS DE LOS GRUPOS ANTIVACUNAS.-

          Cuando un pediatra, en el curso de su actividad diaria, recibe la negativa de un padre a que su hijo sea vacunado, recuerda siempre la obligación que tiene para con el niño de conseguir para él la mejor protección sanitaria posible. Por ello, y dado que éste es también un derecho del niño, que puede ser vulnerado por la mala información recibida por su padre, tiene que intentar eliminar las suspicacias del adulto y conseguir que comprenda la importancia del proceso vacunal para el futuro de su hijo.

          El hecho claro y demostrado de que los padres buscan en Internet asiduamente para resolver sus dudas debería hacer que nos preguntáramos si los sanitarios dedicados a la salud de los niños (médicos y enfermeras) estamos dando la información en el tiempo correcto, con datos correctos y con la suficiente seguridad como para que los padres conocieran la realidad y actuaran en consecuencia. Una fuente de información tan amplia y sin filtros como es Internet es el terreno de caza perfecto para la gente sin escrúpulos y para gente bien intencionada pero engañada, que difunden información errónea que sólo puede causar daño a otros.

          En mi experiencia, que probablemente será muy común entre los pediatras, los grupos anti-vacunas captan adeptos mediante argumentos variados. A continuación os relato los más frecuentes, tratando de aclarar los conceptos equivocados que reflejan.

  1. "El mercurio y el aluminio contendidos en las vacunas son muy peligrosos para la salud" El aluminio se utiliza en las vacunas como coadyuvante, porque aumenta la respuesta inmunitaria. Así se puede disminuir la cantidad de agentes infecciosos contenidos en cada dosis. En la vida normal consumimos diariamente una cantidad de aluminio que se calcula en unos 30-50 mgs, mientras que las dosis reguladas para cada vacuna es de 0,85 mgs (unas 20 veces menos). El mercurio se usa como conservante en forma de timerosal (etil-mercurio). Es un producto escasamente tóxico y se elimina en 7 días. En el momento actual las vacunas solamente contienen trazas de timerosal (la única que lo contiene en forma moderada es la vacuna de la gripe, que produce una concentración máxima en sangre de 25 mcg, mientras que una lata de atún produce una concentración de unos 69 mcg.).
  2. "El administrar tantas vacunas puede sobrecargar y alterar el sistema inmunitario del niño" Los niños reciben diariamente más antígenos que los contenidos en todas las vacunas que forman el calendario vacunal. Nuestro sistema inmunitario puede reconocer y combatir una cantidad casi ilimitada de antígenos. Además, los gérmenes contenidos en las vacunas las vacunas están inactivados, mientras que las bacterias y virus del ambiente están vivos, siendo, por tanto, mas peligrosos. Los calendarios vacunales únicamente incluyen las que se consideran más adecuadas en cada lugar y momento según el riesgo existente. las vacunas del calendario infantil son sólo una pequeña parte del total de vacunas existentes.
  3. "Es preferible que los niños se inmunicen de manera natural a que lo hagan mediante vacunas" El padecer una enfermedad con capacidad de inmunizar suele ocasionar una protección más duradera que la de las vacunas (por eso hay que administrar dosis de recuerdo en la vacunación). Sin embargo, la enfermedad hace correr al paciente un riesgo para su salud futura o su vida que no puede compararse con el riesgo de la vacunación. Recordemos que en los países desarrollados, el sarampión produce la muerte a 2 de cada 1000 niños infectados, mientras que la vacuna que se administra (que, además del sarampión, lleva incorporada la protección frente a las paperas y la rubeola) causa una reacción alérgica grave en uno de cada 1.000.000 de vacunados, sin que se haya registrado ninguna muerte.
          Estos son los argumentos que, en la práctica diaria, escuchamos con más frecuencia de los padres reacios a vacunar a sus hijos. Otros que no precisan explicación son, por ejemplo, la teoría conspirativa entre laboratorios y gobiernos para enriquecerse, la presencia de mayor número de alergias y asma por culpa de las vacunas, etc. El simple enunciado de los mismos genera incredulidad.

          Sin embargo, no miremos a los padres antivacunas como gente sin alma, que no quiere a sus hijos y los somete al riesgo de encontrarse frente a frente con una enfermedad grave que podría haberse prevenido. La inmensa mayoría de ellos son gente que actúa con buena fe y con una información pobre y errónea. El lenguaje científico es un lenguaje sobrio, a veces difícil de entender por gente no preparada para ello, mientras que el lenguaje de los antivacunas es un lenguaje cercano y simple (una forma agradable recubriendo un fondo muy distorsionado), más fácil de entender y muy engañoso. 

           Cuando leamos cualquier cosa con pretensiones de ser científica, veamos quien es el autor, que intereses puede tener en desprestigiar las vacunas (Internet, bien usado, es una fuente muy buena para conocer a los autores), y que sociedades los respaldan y quien está detrás de las revistas en que se escriben. Y pensad que las sociedades de los antivacunas no se definen en su nombre como tales, sino que buscan nombres que sugieran un interés por la salud de los niños ("ChildHealthSecurity", "Mentes Seguras", "National Vaccine Information Center", "VaccineInfo.net", etc).


          Un consejo: SEGUID CONFIANDO EN VUESTRO PEDIATRA Y SUS CONSEJOS, Y               SED CRÍTICOS ANTE CUALQUIER INFORMACIÓN QUE OS GENERE DUDAS.