domingo, 2 de diciembre de 2012

ESCARLATINA


 ESCARLATINA:

De nuevo tenemos aquí a una vieja conocida: la escarlatina. Mucha gente cree que se trata de una enfermedad ya erradicada, otros lo consideran una enfermedad “importada” por los emigrantes, pero es una enfermedad que nunca se ha ido de nuestro país, y que cada año afecta, en mayor o menor número, a algunos de nuestros niños. Es menos frecuente que en épocas anteriores gracias al uso (y abuso) extenso de antibióticos, sobre todo penicilina y sus derivados, en cuadros de amigdalitis aguda, que impiden la evolución de la enfermedad. Se ve con más frecuencia en núcleos de población grandes, y produce ocasionalmente pequeñas epidemias.

El germen que la produce es muy conocido y extendido. Se trata del estreptococo A, causante de la mayoría de las amigdalitis bacterianas con exudado, que en algunos pacientes, por algunos condicionantes de la bacteria (producción de toxinas) o del paciente (ausencia de inmunidad frente a bacterias y toxinas), pasa al torrente circulatorio y se extiende por todo el organismo, causando la escarlatina.

Afecta más a niños de 5 a 10 años, y el contagio se produce por vía oral, a partir de las pequeñas gotas de saliva que se expulsan por boca y nariz al toser o estornudar.

Después de 3-4 días de incubación, aparece el cuadro de amigdalitis aguda severa, con fiebre elevada y signos generales, que en 12-24 horas da paso al exantema (manchitas en la piel).

 

El exantema suele comenzar en el cuello y va descendiendo hacia el tronco y extremidades. Las lesiones son muy rojas, de pequeño tamaño, que se unen unas a otras dando un aspecto rojo muy característico. En la cara, las lesiones respetan el triángulo que forman la nariz y la boca, y se produce un enrojecimiento marcado de los labios y de la lengua, que se inflama y adquiere aspecto de “lengua en fresa”. 


En las flexuras, sobre todo en las ingles y los codos, aparecen pequeñas hemorragias de forma lineal, características de la enfermedad, llamadas “líneas de Pastia”.
 





Si no se trata, a los 3-4 días el exantema se descama, siendo más llamativa la descamación en las manos.

El diagnóstico se realiza por el cuadro clínico, y puede ser apoyado por análisis de laboratorio y/o tests rápidos de detección del estreptococo en la propia consulta.

Con un tratamiento adecuado (penicilina o derivados en las dosis y duración adecuadas), la enfermedad cura sin complicaciones. El tratamiento debe durar necesariamente un mínimo de 10 días, aunque ya en las primeras 48 horas se reduzcan mucho o incluso desaparezcan los síntomas.